martes, 4 de marzo de 2014

Mary Anning

Mary Anning (1847) fue una paleontóloga, coleccionista y comerciante de fósiles inglesa, conocida en todo el mundo por los numerosos hallazgos de importancia que realizó en los lechos marinos del período Jurásico en Lyme Regis donde vivía.2 Su trabajo contribuyó a que se dieran cambios fundamentales en la manera de entender la vida prehistórica y la historia de la Tierra que ocurrieron a principios del siglo XIX.

Los más destacados son el primer esqueleto de ictiosauro en ser identificado correctamente, los primeros dos esqueletos de plesiosauros en ser encontrados, el primer esqueleto de pterosaurio encontrado fuera de Alemania y algunos fósiles de peces importantes. Sus observaciones tuvieron un papel importante en el descubrimiento de que los fósiles de belemnites contienen sacos de tinta fosilizada y que los coprolitos, conocidos como piedras bezoar en esa época, son heces fosilizadas.  Su obra fue fundamental en los cambios que ocurrieron a principios del siglo XIX en las ideas científicas sobre la vida prehistórica y la historia de la Tierra.
El sexo y la clase social de Anning  fueron las razones por las que no pudo participar completamente en la comunidad científica británica de principios de siglo XIX, dominada por caballeros ricos anglicanos, y no fuera citada por completo en sus contribuciones. Aunque llegó a ser conocida en los círculos de geólogos de Gran Bretaña, Europa y América, tuvo dificultades financieras durante la mayor parte de su vida.

                                            


Al ser una mujer de clase trabajadora, Anning siempre sería una intrusa a la comunidad científica. En esa época a las mujeres de Gran Bretaña no se les permitía votar (ni a los hombres de clase obrera que eran demasiado pobres para cumplir con el requisito de tener propiedad), ocupar cargos públicos o asistir a la universidad, y la recientemente formada, pero cada vez más influyente Sociedad Geológica no permitía siquiera a las mujeres asistir a las reuniones en calidad de invitados, y mucho menos convertirse en miembros. También era esgrimido en su contra el origen trabajador de Anning y la situación de su familia como disidentes religiosos, que casi con toda seguridad puede afirmarse que Anning fue sujeta a discriminación en una ciudad conservadora como la de Lyme Regis. En la mayoría de los casos, las ocupaciones que sólo estaban abiertos a las mujeres de clase baja en ese momento eran los trabajos agrícolas, el servicio doméstico, y (cada vez más) el trabajo en las fábricas de reciente apertura. Aunque Anning sabía más sobre fósiles y geología que la mayoría de hombres paleontólogos a los que vendía, eran sólo estos señores los que publicaron la descripción científica de los especímenes que ella encontró, a menudo negándose a mencionar su nombre. Con el tiempo, esto provocaba que se sintiera cada vez más contrariada. Más tarde, una joven que a veces la acompañaba mientras ella recogía, escribió: «Mary dice que el mundo la ha utilizado hasta la saciedad... estos hombres de ciencia han chupado su cerebro, y han sacado un gran partido publicando obras, de las cuales ella elaboró los contenidos, recibiendo nada a cambio».

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